RETROSPECTIVA Darren Aronofsky: Pi: Faith in Chaos

Después de un par de cortometrajes, Darren Aronofsky consiguió llevar a cabo su primer largometraje, 'Pi: Faith in Chaos'. La película, que contaba con un presupuesto de 60.000$, fue financiada gracias a las inversiones de amigos y familiares del director, a quiénes prometió devolverles 150$ (habían invertido 100$) si el film recaudaba dinero. Finalmente, Aronofsky ganó el Premio a Mejor Director en el Festival de Sundance y recaudó más de 3.000.000 de dólares, por lo que no tuvo problemas para devolver el dinero a sus peculiares inversores. 

Max Cohen, es un brillante matemático judío que intenta decodificar el sistema numérico que rige el mercado bursátil, pero sus investigaciones llamarán la atención de una firma de Wall Street y una secta judía, y éstas no pararán de acosar al matemático, que adolece, además, de constantes y brutales jaquecas.

A pesar de que su mentor le advierte, a través de una historia de Arquímedes, que para tener éxito en su búsqueda debe descansar y no obsesionarse, el protagonista parece hacer justamente lo contrario y cada vez se muestra más cerrado en sí mismo, más solitario,  más antisocial. Convencido que todo se puede representar a través de los números, olvida su naturaleza humana y vive solo para las matemáticas, completamente enloquecido.

Sean Gullete hizo un gran trabajo como el matemático Max Cohen
En su ópera prima, el director de 'Black Swan (2010) transmite una atmósfera agobiante que lo siente el protagonista pero lo acabamos sintiendo también nosotros. Sin duda, la fotografía en blanco y negro de Matthew Libatique ayuda a crear ese ambiente opresivo como el piso del protagonista, con su ordenador y otros aparatos y ese lavabo tan sucio y desagradable. Mención aparte merece la música electrónica a cargo de Clint Mansell, pues también tiene buena parte de la culpa de conseguir esa atmósfera de la que hablaba. Además, el trabajo de Sean Gullette como el obsesivo matemático es digno de alabar: la locura la transmite como si fuera algo completamente real. 

Lo anteriormente explicado es probablemente lo mejor de la película, pues 'Pi: Faith in Chaos', al menos para el que esto escribe, es "sólo" un arriesgado ejercicio de estilo del director, sin que la historia pueda llegar a calar en el espectador, absorto en una experiencia sensorial y cinematográfica que no transmite ningún tipo de emoción. Sí consigue mostrar la locura del protagonista, puede incluso que intente caricaturizar los fanáticos religiosos y criticar el materialismo de los tiburones de Wall Street, pero yo no consigo ver aquí grandes reflexiones sobre la vida, la fe o el conocimiento que la temática de la película parece indicar; quizás, es simple y llanamente que mi mente no es capaz de decodificar lo que el director quiere expresar. 

No es la mejor película de Aronofsky, no es 'Black Swan', pero afortunadamente no es algo tan absurdo y pretencioso como 'The Fountain'. Con mucho menos presupuesto y con los pies en el suelo, el cineasta consiguió una obra superior a la protagonizada por Hugh Jackman y Rachel Weisz. 'Pi: Faith in Chaos' es, resumiendo, una valiente e interesante ópera prima con una agobiante atmósfera y una gran interpretación del actor principal, que se confunde con el personaje llegando a transmitir como nadie la obsesión y la locura de quién busca lo inalcanzable.    

Lo mejor: la atmósfera y la interpretación del actor protagonista
Lo peor: que no me transmita nada y al final incluso me deje algo indiferente

Título: Pi: Faith in Chaos (Pi: Fe en el Caos)
Director: Darren Aronofsky
Guión: Darren Aronofsky
Fotografía: Matthew Libatique
Año: 1998
Duración: 85 min.
País: Estados Unidos
Productora: Harvest Film Works Truth & Soul / Planttain Films  
Reparto: Sean Gullette, Mark Margolis, Ben Shenkman, Pamela Hart, Stephen Pearlman, Samia Shoaib, Ajay Naidu, Kristyn Mae-Anne Lao, Lauren Fox

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