Crónica del Festival de Sitges - DÍA 2

[[Crónica de @marckwire21]]

Es sábado y son las 6:30 de la mañana. No hace ni 5 horas me encontraba sacando al perro. Hay sueño, mucho. Los primeros 5 minutos tras despertar mi mente solo piensa en sueño. El día abre esperanzador y se presenta intenso tras una pasada tarde-noche movida. Desayunar y vuelta a sacar al perro. Son las 7:30 y no he quedado con Vigalondo, salgo para Sitges. Hoy es el primer día en Sitges con 4 películas seguidas a las que acudo en Auditori. Todo un reto cinéfilo, al menos para un servidor.

Young Ones: Michael Shannon vs. Nicolas Hoult

Un híbrido de thriller y western apocalíptico indie a las 8:30h de la mañana: la sola idea de que fuera una película lenta me daba pánico, pero resulta que Young Ones no sólo ha conseguido mantenerme despierto, sino que me interese todo lo que en ella ocurre. Mantiene pegado a la butaca y pendiente de su trama en todo momento. En un futuro inconcreto, el agua se convertirá en el bien más preciado y difícil de encontrar. La acción se centra en la historia de una familia que vive en el desierto, los Holm. Mientras padre e hijo se dedican a dar suministros de todo tipo a los habitantes de la zona para ganar algo de dinero, su hija se encarga de la casa. El mal rollo que sienten los dos hijos respecto a su padre al inicio del film se palpa en todas las miradas y palabras que estos le dedican, sobre todo en las de su hija, harta de vivir bajo su techo y empieza a sentir deseos de volar. Todo empieza a torcerse cuando la hija decide fugarse de casa con su novio, ese es el punto de partida de todo lo que ocurre. 

El hecho de no saber en qué edad, tiempo o lugar transcurre la acción no le quita ni un ápice de interés al largometraje de Jake Paltrow. Al contrario: ayuda a centrarse únicamente en la trama principal y contemplar más tranquilamente los matices de cada interpretación. La elección de los actores para la película es acertadísima: Michael Shannon da vida a Ernest Holm (el padre); Nicholas Hoult es Fleming Lever (el novio del que se enamora la hija de Holm), Katherine Holm (la hija rebelde), es Elle Fanning, y el papel de hijo de los Holm, Jerome, recae en el joven pero curtido actor aussie, Kodi Smit-McPhee. Con un arranque prometedor mostrando una escopeta custom y el rostro impenetrable junto a esos ojazos azules de Shannon, uno puede frotarse las manos tranquilamente: la cinta no baja de nivel hasta pasada la mitad, donde la acción decae un poco para matizar más el drama y así poder volver con un final trepidante a la par que previsible pero bastante digno. Real, sin florituras. Como en el viejo oeste. Mención especial merecen la fotografía descolorida, con tonos marrones y amarillos pálidos en casi todo, edificios, construcciones e incluso la ropa de los Holm (todo es rústico y arcaico, pero a la vez novedoso en cuanto a sus formas), y los punteos de guitarra de la banda sonora de Nathan Johnson (primo y habitual en las producciones de Rian Johnson) en un registro nuevo pero muy adecuado para crear la atmosfera western. Todo en este futuro es usado, desgastado, como sus efectos especiales, sutiles, al más puro estilo Distritct 9, máquinas mecánicas con una única función, usadas como animales de carga debido obviamente a que no hay agua y si no hay agua, no hay animales. Hay infinidad de detalles que nos enseñan como sobreviven en un futuro sin agua, la manera en que lavan los platos, las ropas de "domingo" que usan. Gran sorpresa y gran trabajo de su director dividiendo el film en 3 capítulos: PADRE, NOVIO e HIJO, cada cual no cuenta su versión de la historia sino que la trama es lineal, con un principio y un final. Y para los que no le encuentren nada de western, atentos a la escena de travesía por el desierto entre Shannon y Hoult: puro western, sin discusión. No existe duelo interpretativo en ningún momento, el director no juega a eso ni ellos tampoco, para eso cada cual tiene su capítulo y ambos saben aprovecharlo muy bien.

Musarañas: Macarena Gómez, ¿nominada al Goya?

Sala abarrotada, público expectante para el filme "producido por" Álex de la Iglesia: empieza Musarañas. Los directores del corto 036, Juanfer Andrés y Esteban Roel son los perpetradores de haber estrenado en la 47 Edición del Festival de Sitges la que hasta ahora es la mejor película española del certamen. El filme se sitúa en los años 50, donde dos hermanas huérfanas viven juntas. Una es Montse (Macarena Gómez), que padece agorafobia y mantiene una vida muy religiosa, y la otra es Nia (Nadia de Santiago), la hermana pequeña que Montse tiene a cargo. El padre de las chicas (Luis Tosar) no volvió de la guerra, y la madre de ambas murió al dar a luz a Nia, quedándose Montse al cargo y alimentando cada día mas y mas sus ataques de ira y su comportamiento obsesivo y desequilibrado. La desmesurada protección que ejerce sobre Montse se va tensando y tensando hasta que todo explota justo en el momento que un vecino del edificio (Hugo Silva) tropieza por las escaleras cayendo en el rellano de las hermanas para ser recogido por Montse: a partir de aquí, no sólo ella se desestabilizará por completo, sino que se convertirá en un tornado difícil de contener. El film empieza muy cauto, mostrando a sus personajes perfectamente, allanando el terreno para la vorágine final donde el solo hecho de la entrada de Carlos en la casa para ser atendido enciende todas las alarmas. No es Misery, tranquilos, ahí es donde más se disfruta del film, donde vemos a una Macarena Gómez como jamás la habrán visto, para nada sobreactuada. Un papelón sin peros, sus gestos, timbre de voz, miradas, reacciones en las muertes. Impresionante: sin duda una actuación que bien merece una nominación al Goya. Hugo Silva vuelve tras su gran papel en Dioses y perros, y de nuevo esta genial: el actor madrileño pasa por un gran momento de gracia. En cuanto a Natalia de Santiago no puedo decir nada malo y menos aún cuando su papel, de los 4 protagonistas principales, no sólo es el menos llamativo o más "normal", sino que al lado tiene a una Macarena Gómez de 10, a un Tosar que es capaz de asustar al público solo con su presencia y sin abrir la boca, y con un Hugo Silva que, como digo, pasa por un buenísimo estado de gracia. Difícil pero solventado con naturalidad. Este thriller ambientado en la España de los años 50 deja muy buen sabor de boca debido a como se van enfocando las escenas para crear ese gran tramo final donde no se obvia nada, también gracias al humor negrísimo que tiene, un humor de calidad, y a un importante giro final, un muy buen giro final diría yo. Algo que parece que les importe pocos a los directores últimamente: cerrar bien sus películas. Gran opera prima de Juanfer Andrés y Esteban Roel, que podría estar firmada por el mejor de la Iglesia. De momento, LA PELICULA del festival, de las que yo he visto, claro.

Kiki's Delivery Service: ¡no infravalores las colas!

El director de este experimento es nada más y nada menos que Takashi Shimizu. El amigo Takashi seguramente no os sonará y para ahorraros buscar en Google os diré que fue el encargado de dirigir las 2 partes de Ju-On, las 2 de La Maldición (The Grudge), y también las 2 versiones USA. No es Scorsese ni Allen, ni está reconocido como un gran director, pero tiene experiencia, y es asiático, que siempre se valora más últimamente. Como digo, el amigo Takashi, que llevaba 3 años sin hacer ninguna película, reaparece en la escena con esta adaptación de la novela de Kadono Eiko, que antes se había encargado de dirigir espléndidamente el maestro Hayao Miyazaki en 1989.

Todo el que haya visto el film de Miyazaki y decidiera entrar a ver esta película, sabía a lo que se atenía, y que no se lo pueden pedir peras al olmo porque a pesar de ser una adaptación de la novela, si has visto la del maestro, las referencias visuales van a ser comparadas con el film de animación. Frente a esto, nada tienen que hacer los efectos especiales por muy logrados o caros que sean, pueden defender dignamente alguna escena pero en su gran mayoría quedaran en ridículo frente al potencial de la animación de Miyazaki. El público que acudió a verla lo entendió desde el inicio y se pudo ver una producción decente, sin abusar de los efectos especiales, y con cierto humor en algunas escenas. Y cuando más se reforzaba la idea en el espectador de que la película al menos, no aburría ni caía en el ridículo, el amigo Takashi se marca una escena de la que desconozco si aparece en la novela de Eiko, o si se vio en la versión de Hayao, pero que ha servido para tirar todo el trabajo realizado hasta ese momento. Una caída al vacío donde las risas por escenas graciosas han pasado a ser risas por el ridículo que se estaba viendo en pantalla. Ese final le va a pasar factura al director nipón: 20 últimos minutos del film non stop de risas cómplices entre el público, algunos incluso aplaudiendo al compás de la canción final que se oía cantada por el o la doble de Falete versión japonesa, mientras diluvia, y ella o él, toda entregada con la cara llena de agua y la túnica pegada al cuerpo. Increíble. Casi lloro, de la risa. Rescato una de las frases del film que es la que da título al apartado: cuando un doctor curando a un animal ante la atenta mirada de Nicky y Tombo les dice ...no infravalores las colas! 

Pos Eso: el efecto contrario

Primera de todas las películas vistas en la franja matinal en Auditori (y primera de animación) que es presentada por parte del equipo realizador de la misma. En este caso fueron el director Samuel Orti, el director de la productora Basque Films & Conflictivos Productions y dos actores, Carlos Areces y Esperanza Lipe que ponen su voz al psicólogo Jorge y la criada Gracita respectivamente. Juntos, hicieron una breve presentación del film y se recordó al mismo tiempo a dos grandes actores españoles fallecidos y que también pusieron su voz a algunos de los personajes como Álex Angulo (representante Manolo) y Mariví Bilvao (madre de Lenin). Con 5 cortos de animación en su currículum desde el año 2003 hasta 2010, Samuel Orti y su equipo empezaron a trabajar en el que sería su primer largometraje de animación, Pos Eso. Que por fin ve la luz ante el público del Auditori poco antes de las 3 del mediodía ante una gran cantidad de público. Su argumento es básicamente la enésima revisión del film El exorcista de William Friedkin en 1979. 80 minutos de gags continuos, sin criterio, y con una falta de ideas alarmante. Tras unos 5 o 10 primeros minutos llenos de humor slapstick y bastante aceptable la película cae en un continuo de bucle de escenas míticas de otras películas, The Omen e Indiana Jones entre otras. Resulta que Pos Eso se trataba de un homenaje a esos clásicos. ¡Acabáramos! Pues el homenaje es más repetitivo que morder un cabeza de ajos, hastiando al espectador con tanta gracieta cayendo en la repetición cansina tras ese inicio esperanzador.

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